Restauración de la capilla de las Esclavas del Santísimo. CÓRDOBA

La capilla pertenece al obispado, que se la tiene cedida a las Religiosas Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Inmaculada.

La restauración de la misma, llevada a cabo por Manuel Aguilar León y Ana Isabel Gamero González, comenzó en septiembre de 2007 y la inauguración de este trabajo fue el 8 de septiembre de 2008.

Este tiempo, sintiéndolo mucho por los vecinos de Santa Marina y demás fieles cordobeses, la capilla ha estado cerrada al culto, ya que se ha llevado a cabo una restauración completa; retablo, lienzos, yeserías, cúpula, marcos de las vidrieras… Necesitando para todo ello un andamiaje de casi cuatrocientos metros cuadrados, imposibilitando la visión desde el suelo pero llegando a todos los puntos que precisaban su restauración.

 

Se bajaron los lienzos y demás piezas del retablo para trabajarlas desde lo que no se ve (la estructura), hasta la policromía o el oro que presentan según cada pieza por su anverso.

Lo primero que se intervino fueron los lienzos del retablo, San Acisclo y Santa Victoria, tardando unos cuatro meses en su recuperación. Presentaban un estado de conservación muy malo; agujeros, deformaciones de la tela, perforaciones con puntillas, pérdida de policromía, repintes y parches de varios tamaños y tipos, estos últimos tanto en el anverso como en el reverso de los mismos. En San Acisclo llegamos a contar alrededor de setenta parches. Los dos lienzos, limpios de parches, han sido reentelados y colocados en dos nuevos bastidores protegidos ante agentes xilófagos que pudieran aparecer.

Posteriormente, se restauraban las piezas del retablo; limpieza, reposición de maderas donde hacía falta, estucado y enrasado del mismo y posteriormente la reintegración con oro a rigattino. (El rigattino es una técnica italiana que utilizamos los restauradores, consiste en hacer mediante unas líneas muy finas la reintegración dorada en pérdidas de oro. Así, solamente cubrimos donde no hay, respetando siempre el original. Líneas finas que a uno o dos metros de distancia, el profesional que llegue y vea, distinga lo original de lo restaurado, pero el espectador a más de uno o dos metros lo vea integrado con el resto del retablo. Lo mismo hacemos en los lienzos cuando falta policromía, pero esta vez, tanto en San Acisclo, Santa Victoria, como en los cuatro de las pechinas de la cúpula hemos utilizado la técnica del puntinatto, igual pero con puntos minúsculos.

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Más tarde, nos ocupamos de las yeserías. Presentaban pérdidas volumétricas y de policromía debido a las humedades que le producen la situación de sus muros. Se las ha tratado, pero deberán tener un seguimiento por si en un futuro volvieran a aflorar dichas humedades, especialmente las que se encuentran en las zonas bajas.

Las yeserías de la cúpula y los marcos de las vidrieras conservaban mejor su volumen pero estaban muy oscuras por el ennegrecimiento del barniz o algún repinte, se han limpiado y muestran un aspecto reluciente.